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Monday, April 26, 2010

La UMA plantea en Estepona su tercer campus para impartir el nuevo título de Deporte


La UMA plantea en Estepona su tercer campus para impartir el nuevo título de Deporte

Los terrenos de la herencia Nadal en los que se quería levantar el proyecto universitario son ahora propiedad de una inmobiliaria riojana · El Ayuntamiento negocia un convenio para obtener suelos y recursos el futuro campus

Málaga Hoy. La Universidad de Málaga (UMA) planea impartir el nuevo título de Actividad Física y Deporte en Estepona. De esta forma se creará el tercer campus universitario, que se sumará a los de Teatinos y El Ejido, y se podrá al mismo tiempo saldar una vieja aspiración de esta localidad de la Costa: tener un centro de estudios superiores. El Consejo Andaluz de Universidades (CAU) aprobó el 9 de abril la puesta en marcha de ocho nuevas titulaciones en la UMA, entre ellas ésta relacionada con las actividades deportivas. Sin embargo, para que se pueda impartir el nuevo grado universitario en Estepona será necesario primero que el Ayuntamiento pueda conseguir suelos en los que levantar las instalaciones y en este momento no los tiene.

El alcalde del municipio, David Valadez (PSOE), que gobierna en fragilísima minoría, está a la espera de "tener garantizados 13 votos" en el Pleno para proponer el desarrollo urbanístico de las zonas de Arroyo Vaquero y Guadalobón. Con esa operación espera obtener compensaciones y recursos económicos suficientes para ofrecer a la UMA los terrenos y financiar las obras de urbanización del que será el primer campus fuera de la capital. Valadez se ha reunido en las últimas semanas con los propietarios de los terrenos (Urbanizadora XXI, Globalia y Unicaja) en unos encuentros a los que ha invitado a la oposición para despejar futuros obstáculos en el Pleno. El alcalde afirma que ya ha conseguido un borrador de convenio que someterá al criterio de la Corporación en el momento en que tenga garantizados los votos suficientes.

Al tiempo, se han mantenido también reuniones con el Obispado de Málaga para pedirle su colaboración en el proyecto universitario. ¿Por qué precisamente estos suelos y estos actores?

La primera respuesta se encuentra en el primer tercio del siglo pasado. La segunda en la tensión urbanística que ha vivido la Costa los últimos años. En 1928 falleció en Ontinyent (Valencia) Antonia Guerrero, una mujer nacida en Estepona donde había heredado un vasto patrimonio rústico que dejó a sus sobrinos, con la indicación de que si fallecían sin descendientes la heredera única fuese su sobrina María Catalina Nadal Guerrero. Y en el caso de que ésta no tuviese hijos el legado debería pasar a una fundación encargada de promover los estudios universitarios de las mujeres de Estepona. Antonia Guerrero explicaba en su testamento que estaba convencida de que "por falta de estudios" no había podido cumplir "en este mundo la misión que Dios le confiara por no tener en su tiempo la mujer derecho a cursar una carrera". Decía que ese había sido el mayor dolor de su vida.

Todo sucedió más o menos como la testataria había previsto: su sobrina no tuvo herederos pero antes de fallecer en 1978, determinó que los terrenos de Estepona tuvieran tres fines: parte se destinarían a la fundación Antonia Guerrero, entidad que debía presidir el alcalde del pueblo. Otro paquete quedaba en manos de la fundación José Nadal, para obras de tipo cultural, educativo, social y religioso de la parroquia de Los Remedios de Estepona. Además, mandataba la venta de las fincas restantes para obras apostólicas y culturales de la iglesia de Los Remedios y de diversas entidades eclesiásticas de Ontinyent.

La realidad del legado que dejaba a la Iglesia a través de la fundación Nadal no se conoció con precisión hasta que falleció el párroco de Los Remedios en 1988, que fue designado primer albacea de la fundación Nadal. Le sustituyó el obispo de Mallorca y confesor de la familia Nadal, Teodoro Úbeda, que en 1990, poco después de descubrir el imperio patrimonial de la herencia, firmó un convenio con la empresa Copresa para gestionar su desarrollo. Pero Copresa, que había pedido un crédito avalado con la mitad de estos suelos, quebró y los terrenos fueron embargados.

En 2002, Unicaja compró esas fincas que constituían el 50% del legado. Al año siguiente, tras la muerte de Teodoro Úbeda, el obispo de Málaga, Antonio Dorado, pasó a ser albacea de la mitad de las fincas que quedaban en manos de la Iglesia. En agosto de 2005, el Obispado de Málaga vendió las parcelas que aún poseía de la herencia Nadal a Globalia. Un mes después este grupo, que preside Juan José Hidalgo, compró a Unicaja la mitad de los terrenos que poseía. Así, el empresario Juan José Hidalgo se convertía en propietario del 75% de los suelos de la herencia.

Posteriormente, la promotora riojana Urbanizadora XXI compró a Globalia y Unicaja la mayor parte de las fincas. De hecho, en este momento es la dueña mayoritaria y ha asumido la representación de los propietarios en las negociaciones con el Ayuntamiento. Este sucesión de operaciones inmobiliarias explican por qué en la actualidad no hay suelos disponibles pertenecientes a la herencia gestionados por la fundación Nadal para entregar a la Universidad.

La solución que ha planteado el alcalde es dar luz verde al desarrollo de dos de las cuatro fincas (Guadalobón y Arroyo Vaquero) que pertenecían a la fundación Nadal para poder financiar el proyecto universitario. Las otras dos (El Ciprés y Caniquiqui) quiere que sean intocables a efectos de recalificación urbanística al menos hasta después de las próximas elecciones municipales. "Son unos suelos emblemáticos, de un gran valor y por los que pasa el desarrollo de Estepona". Por eso cree que debe ser la siguiente Corporación quien, sin interferencias electorales, decida cómo y qué se puede hacer en estas dos fincas.

Valadez defiende la idoneidad de su propuesta porque permite "una universidad pública" desvinculada de intereses particulares. Hasta ahora siempre se había condicionado el desarrollo de las fincas a un centro académico privado. En este sentido se plantearon algunas iniciativas fallidas relacionadas con las universidades Pontificia, Carlos III o Francisco de Vitoria. "Esta vez lo que tenemos sobre la mesa es una universidad pública", que además cuenta "con el respaldo de la Junta de Andalucía y de la Universidad de Málaga".

Mientras, el camino que ha recorrido el patrimonio de la fundación Antonia Guerrero, que preside el alcalde, también ha sido complicado. En abril de 2003 acordó con la inmobiliaria Prasa permutar suelo de la finca El Ángel por 17 apartamentos que el grupo cordobés le entregó en 2007 y que en la actualidad están en gran parte alquilados.

Con los fondos procedentes del arrendamiento, la fundación costea determinados servicios educativos, entre los que figuran una línea de transporte diario y gratuito entre Estepona y la Universidad de Málaga.

Poco después la fundación Antonia Guerrero, bajo la presidencia del ex alcalde Antonio Barrientos actualmente imputado en el caso Astapa contra la corrupción en Estepona, sacó a subasta las parcelas resultantes de la reparcelación de las fincas Camino de la Cala y Los Frailes. En noviembre de 2006 fueron adjudicados a una empresa del grupo vasco Inbisa por ocho millones de euros, cantidad que la fundación nunca ha percibido a causa de los problemas de liquidez de la inmobiliaria.

En la actualidad, los únicos suelos procedentes de la herencia que tiene en su poder la fundación Antonia Guerrero son los conocidos como Saladavieja, donde pretende levantar una ciudad del conocimiento vinculada al área de las letras. El proyecto lo realizó el periodista científico Manuel Toharia, director del Museo de las Ciencias de Valencia y la intención era que se financiara al menos parcialmente con los ocho millones obtenidos por los suelos subastados. Pero, por ahora, no hay dinero. Sólo un proyecto sobre el papel.