Tarde para Estepona
Editorial ABC. Sábado 20 de julio de 2008
Tarde para Estepona
EDITORIAL
LA elección de David Valadez como alcalde de Estepona supone un episodio más, de trazo grueso, del fariseísmo con el que los socialistas han abordado los últimos años en este Ayuntamiento. El hombre que denunció ante los órganos del PSOE de Málaga —sin ningún éxito— la corrupción en el municipio ha acabado accediendo a la Alcaldía, se supone que con la aquiescencia de los que no escucharon sus advertencias. El político que ayer fue un problema —el hoy encarcelado ex alcalde Antonio Barrientos lo cesó como portavoz por no apoyar dos sospechosos convenios urbanísticos— ha acabado siendo la solución.
En este caso, no cabe el refrán de nunca es tarde si la dicha es buena. Para Estepona, Valadez llega tarde: su ascenso a la Alcaldía ha venido precedido de un monumental escándalo, similar a la operación Malaya en Marbella, con un alcalde socialista encarcelado y con una Corporación diezmada en su honradez por la imputación y encarcelamiento de buena parte del grupo socialista. Valadez era el sexto de la lista y el primero de la misma que no está acusado ni por la Policía ni por la jueza.
La lección para el PSOE malagueño y andaluz es descomunal: mirar para otro lado cuando militantes denuncian lo que ven —en el caso de Valadez, la corrupción de sus compañeros— no es desviar la vista sino estar ciego ante la luz de la verdad que, como los hechos, ha sido en Estepona tozuda: Valadez llevaba la razón y no los fariseos que el jueves aplaudieron su elección.
Tarde para Estepona
EDITORIAL
LA elección de David Valadez como alcalde de Estepona supone un episodio más, de trazo grueso, del fariseísmo con el que los socialistas han abordado los últimos años en este Ayuntamiento. El hombre que denunció ante los órganos del PSOE de Málaga —sin ningún éxito— la corrupción en el municipio ha acabado accediendo a la Alcaldía, se supone que con la aquiescencia de los que no escucharon sus advertencias. El político que ayer fue un problema —el hoy encarcelado ex alcalde Antonio Barrientos lo cesó como portavoz por no apoyar dos sospechosos convenios urbanísticos— ha acabado siendo la solución.
En este caso, no cabe el refrán de nunca es tarde si la dicha es buena. Para Estepona, Valadez llega tarde: su ascenso a la Alcaldía ha venido precedido de un monumental escándalo, similar a la operación Malaya en Marbella, con un alcalde socialista encarcelado y con una Corporación diezmada en su honradez por la imputación y encarcelamiento de buena parte del grupo socialista. Valadez era el sexto de la lista y el primero de la misma que no está acusado ni por la Policía ni por la jueza.
La lección para el PSOE malagueño y andaluz es descomunal: mirar para otro lado cuando militantes denuncian lo que ven —en el caso de Valadez, la corrupción de sus compañeros— no es desviar la vista sino estar ciego ante la luz de la verdad que, como los hechos, ha sido en Estepona tozuda: Valadez llevaba la razón y no los fariseos que el jueves aplaudieron su elección.
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