Contenedores
Artículo de José Gerez publicado en Estepona Información el sábado 26 de abril de 2008
Contenedores
Pues mire usted por donde, a mi me cae simpática la concejal de Servicios. Más que nada porque le ha tocado un marrón importante al ocupar una de las delegaciones del antes amigo, amiguete, amigazo y capitán de los gilistas buenos y, ahora, por arte de birlibirloque, garrapata peligrosa, saqueadora de las haciendas públicas. Hombre, yo creo que, ni tanto, ni tan calvo, bueno eso sí, aunque quiera disimularlo. Decía, antes de perderme, que a Agripina le ha caído un buen marrón. A mí, la verdad, me extrañaba que nadie hubiera puesto el énfasis en la penosa situación de los contenedores soterrados, tapaditos con una bolsa de basura en su cúspide y rodeados, como las islas, por todas partes menos por una, pero en este caso de mierda, justo donde tenía que ir, o sea, debajo.
El asunto es grave pero mucho más lo es el que ahora nos enteremos que el sistema no es el adecuado. Les recuerdo que una gran parte de ellos no han llegado a funcionar nunca, y que el coste por equipo asciende a casi tres millones de las antiguas, es decir, que veinte equipos a tres kilitos cada uno nos hacen sesenta millones de las antiguas de vellón. Que son muchas pelas para tirar y digo yo que nuestro Ayuntamiento hará algo además de sustituirlos. Supongo que exigirá responsabilidades, en primer lugar a la empresa que los instaló y, después, a quienes autorizaron o recomendaron en sus informes su instalación. Claro que, me dicen, las cosas están para mantenerlas. Como usted su coche, al que lleva a revisión cada equis kilómetros o en su empresa los extintores, que se revisan con una periodicidad determinada no vaya a ser que cuando haya fuego no funcionen. Nuestros contenedores no han sido revisados nunca. Ni se ha establecido contrato de mantenimiento alguno. Ni los fabricantes conocen que haya problema alguno en Estepona con los contenedores. Me parece que, rizando el rizo, los camiones de la concesionaria no están todos preparados para retirar la basura de estos artilugios.
Dice la Concejala, supongo que asesorada por los técnicos, que el sistema utilizado no vale. Habría que preguntar a los profesionales que si sabían que el sistema no era válido, ¿porqué permitieron que se instalara? y, lo que es más importante, ¿porqué han esperado cuatro años para denunciarlo?Tampoco estaría de más que el gran cortador de cintas no se limitara a esto. Sería bueno que conociera que los cristales tintados de los vehículos de alta gama que pagamos entre todos son para que no te vean desde fuera, en ningún caso deben impedir que cuando pasea como Cesar por las Galias, observara como la desidia está instalada a su alrededor, la basura acumulada fuera de los contenedores y gestionara. Es decir, diera instrucciones para que esto, que lleva cuatro años sin funcionar, funcionara. Y, si le quedan ganas de cortar más cintas, podría comenzar por las de embalar que sujetan las bolsas de basura que sirven de cierre de los contenedores.
Podría, también, volver la vista a la derecha en una vuelta a los orígenes, a la altura de la Jefatura de la Policía Local y preguntarse cómo es que aquello que se está construyendo sube tan alto o, desde casa, ahora que es experto en dominio público, viera, esta vez mirando a la izquierda, hasta que punto se diferencia lo que ve del Edificio Prasa recién derribado.
Es, tan solo, otra forma de mirar a las doncellas.
Contenedores
Pues mire usted por donde, a mi me cae simpática la concejal de Servicios. Más que nada porque le ha tocado un marrón importante al ocupar una de las delegaciones del antes amigo, amiguete, amigazo y capitán de los gilistas buenos y, ahora, por arte de birlibirloque, garrapata peligrosa, saqueadora de las haciendas públicas. Hombre, yo creo que, ni tanto, ni tan calvo, bueno eso sí, aunque quiera disimularlo. Decía, antes de perderme, que a Agripina le ha caído un buen marrón. A mí, la verdad, me extrañaba que nadie hubiera puesto el énfasis en la penosa situación de los contenedores soterrados, tapaditos con una bolsa de basura en su cúspide y rodeados, como las islas, por todas partes menos por una, pero en este caso de mierda, justo donde tenía que ir, o sea, debajo.
El asunto es grave pero mucho más lo es el que ahora nos enteremos que el sistema no es el adecuado. Les recuerdo que una gran parte de ellos no han llegado a funcionar nunca, y que el coste por equipo asciende a casi tres millones de las antiguas, es decir, que veinte equipos a tres kilitos cada uno nos hacen sesenta millones de las antiguas de vellón. Que son muchas pelas para tirar y digo yo que nuestro Ayuntamiento hará algo además de sustituirlos. Supongo que exigirá responsabilidades, en primer lugar a la empresa que los instaló y, después, a quienes autorizaron o recomendaron en sus informes su instalación. Claro que, me dicen, las cosas están para mantenerlas. Como usted su coche, al que lleva a revisión cada equis kilómetros o en su empresa los extintores, que se revisan con una periodicidad determinada no vaya a ser que cuando haya fuego no funcionen. Nuestros contenedores no han sido revisados nunca. Ni se ha establecido contrato de mantenimiento alguno. Ni los fabricantes conocen que haya problema alguno en Estepona con los contenedores. Me parece que, rizando el rizo, los camiones de la concesionaria no están todos preparados para retirar la basura de estos artilugios.
Dice la Concejala, supongo que asesorada por los técnicos, que el sistema utilizado no vale. Habría que preguntar a los profesionales que si sabían que el sistema no era válido, ¿porqué permitieron que se instalara? y, lo que es más importante, ¿porqué han esperado cuatro años para denunciarlo?Tampoco estaría de más que el gran cortador de cintas no se limitara a esto. Sería bueno que conociera que los cristales tintados de los vehículos de alta gama que pagamos entre todos son para que no te vean desde fuera, en ningún caso deben impedir que cuando pasea como Cesar por las Galias, observara como la desidia está instalada a su alrededor, la basura acumulada fuera de los contenedores y gestionara. Es decir, diera instrucciones para que esto, que lleva cuatro años sin funcionar, funcionara. Y, si le quedan ganas de cortar más cintas, podría comenzar por las de embalar que sujetan las bolsas de basura que sirven de cierre de los contenedores.
Podría, también, volver la vista a la derecha en una vuelta a los orígenes, a la altura de la Jefatura de la Policía Local y preguntarse cómo es que aquello que se está construyendo sube tan alto o, desde casa, ahora que es experto en dominio público, viera, esta vez mirando a la izquierda, hasta que punto se diferencia lo que ve del Edificio Prasa recién derribado.
Es, tan solo, otra forma de mirar a las doncellas.
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