Aire fresco
Aire fresco
Artículo de Javier Navas publicado en el diario Málaga Hoy.
NIÑO! ¡Abre la ventana para que entre el fresco!". Y entró el fresco y se llevó la nevera, el televisor, el microondas… La puerta del despacho del Juzgado de Instrucción número 1 de Estepona no estaba abierta pero el juez Jesús Torres ya ha avisado al Tribunal Superior de Justicia Andaluz de que el fresco, sólo o en compañía de otros fenómenos meteorológicos, se coló. No se llevó nada, lo suyo fue una okupación temporal. O quizá iban con intención de llevarse algo. Pero cuando comprobaron el grosor de los tomos dedicados al proceso Astapa, desde la A de Astapa y la B de Barrientos hasta la Y de Y aún hay más y la Z de Zopilotes -volando en círculo alrededor de un alcalde que todavía no ha caído, pero sobre el que todas las aves carroñeras coinciden: "ya caerá, ya caerá"-, prefirieron hacerse un café en la Dolce Gusto. Y un solitario en el ordenador. Para dejar bien claro que pueden entrar cuando les dé la gana -hay constancia de intrusiones desde el final de 2008-. Y aun cuando el viento no pretende llevarse nada, bien puede dejar su sombra.
Nadie sabe, nadie sabe, pero todos lo quieren saber. ¿A cuento de qué esa impetuosa irrupción que revoleó los papeles del despacho? El alcalde esteponero, David Valadez, tiene sus propios motivos para querer saberlo. Después del acoso que no ha terminado en derribo -por el momento- mediante el estrangulamiento de los ingresos del Consistorio, ahora la oposición va buscándole delitos reales o fantasiosos. Para quitarse a un adversario de en medio, a corto plazo lo mismo da unos que otros. Faltos de imaginación -no vamos a pedirles encima imaginación, con lo justitos que van de atributos más necesarios- se han fijado en los jaleos de la Axarquía. Allí aprenden cómo se puede derrocar a un alcalde acusándolo de mirar hacia la ventana mientras firma documentación turbia para que se edifique donde no se debe.
A Valadez lo denunció hace un año un concejal de un tal Partido Estepona, resto del naufragiogilista y compendio de todas las virtudes. El jefe de gabinete de Alcaldía se había hecho una casa en terreno rústico saltándose los procedimientos. Entre la publicación de la anomalía -Valadez es otro de tantos que se enteran por el periódico- y la denuncia del concejal, el alcalde ya había multado a su jefe de gabinete. En este caso, al contrario que en tantos otros, Valadez no desconocía la ley: desconoció la trampa. Y en cuanto se la olió impuso la multa a alguien verdaderamente cercano. No se le puede acusar de dejado teniendo en cuenta la tarea que lleva ahora. Su sueldo pena por ser mileurista, una espada de leyenda griega pende sobre su coronilla… y ahora la imputación. Ese viento embrollador en el Juzgado de Instrucción sería bien recibido en el Pleno. Que abran las ventanas de la sala y entre el fresco. Y se lleve consigo el rastro de las ventosidades.
Artículo de Javier Navas publicado en el diario Málaga Hoy.
NIÑO! ¡Abre la ventana para que entre el fresco!". Y entró el fresco y se llevó la nevera, el televisor, el microondas… La puerta del despacho del Juzgado de Instrucción número 1 de Estepona no estaba abierta pero el juez Jesús Torres ya ha avisado al Tribunal Superior de Justicia Andaluz de que el fresco, sólo o en compañía de otros fenómenos meteorológicos, se coló. No se llevó nada, lo suyo fue una okupación temporal. O quizá iban con intención de llevarse algo. Pero cuando comprobaron el grosor de los tomos dedicados al proceso Astapa, desde la A de Astapa y la B de Barrientos hasta la Y de Y aún hay más y la Z de Zopilotes -volando en círculo alrededor de un alcalde que todavía no ha caído, pero sobre el que todas las aves carroñeras coinciden: "ya caerá, ya caerá"-, prefirieron hacerse un café en la Dolce Gusto. Y un solitario en el ordenador. Para dejar bien claro que pueden entrar cuando les dé la gana -hay constancia de intrusiones desde el final de 2008-. Y aun cuando el viento no pretende llevarse nada, bien puede dejar su sombra.
Nadie sabe, nadie sabe, pero todos lo quieren saber. ¿A cuento de qué esa impetuosa irrupción que revoleó los papeles del despacho? El alcalde esteponero, David Valadez, tiene sus propios motivos para querer saberlo. Después del acoso que no ha terminado en derribo -por el momento- mediante el estrangulamiento de los ingresos del Consistorio, ahora la oposición va buscándole delitos reales o fantasiosos. Para quitarse a un adversario de en medio, a corto plazo lo mismo da unos que otros. Faltos de imaginación -no vamos a pedirles encima imaginación, con lo justitos que van de atributos más necesarios- se han fijado en los jaleos de la Axarquía. Allí aprenden cómo se puede derrocar a un alcalde acusándolo de mirar hacia la ventana mientras firma documentación turbia para que se edifique donde no se debe.
A Valadez lo denunció hace un año un concejal de un tal Partido Estepona, resto del naufragiogilista y compendio de todas las virtudes. El jefe de gabinete de Alcaldía se había hecho una casa en terreno rústico saltándose los procedimientos. Entre la publicación de la anomalía -Valadez es otro de tantos que se enteran por el periódico- y la denuncia del concejal, el alcalde ya había multado a su jefe de gabinete. En este caso, al contrario que en tantos otros, Valadez no desconocía la ley: desconoció la trampa. Y en cuanto se la olió impuso la multa a alguien verdaderamente cercano. No se le puede acusar de dejado teniendo en cuenta la tarea que lleva ahora. Su sueldo pena por ser mileurista, una espada de leyenda griega pende sobre su coronilla… y ahora la imputación. Ese viento embrollador en el Juzgado de Instrucción sería bien recibido en el Pleno. Que abran las ventanas de la sala y entre el fresco. Y se lleve consigo el rastro de las ventosidades.
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