El ´núcleo duro´ de Barrientos se reunía sin que él lo supiera
El ´núcleo duro´ de Barrientos se reunía sin que él lo supiera
El jefe de gabinete de alcaldía, su primo Juan Simón y Francisco Zamorano trataron la redacción del PGOU con el arquitecto Enrique Bardají
La Opinión de Málaga. JOSÉ ANTONIO SAU. MÁLAGA El sumario del ´caso Astapa´ revela, además de las correspondientes corruptelas, numerosos aspectos internos del Consistorio esteponero que definen, aún más, los roles que cada cual jugaba en el seno de la corporación. Hay una cosa meridianamente clara: Antonio Barrientos, entonces alcalde, estaba perdiendo parcelas de poder a marchas forzadas y este hecho se adivina con sólo echar un vistazo a algunos de los informes policiales contenidos en las actuaciones.
Según uno de los análisis efectuados por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, "un aspecto que demuestra la absoluta falta de control que tiene el regidor de todo lo que sucede a su alrededor es que se han producido reuniones privadas entre tres de sus colaboradores y el arquitecto que redactó el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
Así, a estos encuentros en la sombra asistieron José Flores, jefe del gabinete de alcaldía de Estepona y ´factótum´ del Consistorio; su primo y empresario Juan Simón, persona de confianza de Barrientos que también realizó numerosas gestiones en favor del Ayuntamiento; el director económico para la redacción del documento urbanístico, Francisco Zamorano, y Enrique Bardají, el arquitecto que diseñó y elaboró el PGOU.
Según comenta otro de los imputados en una de las conversaciones telefónicas, "han sido varias reuniones paralelas y Barrientos no se entera de nada".
Aunque no se detalla, en esas reuniones muy posiblemente trataron de dos temas: de la marcha del documento y de la deuda que mantenían con Bardají, que oscilaba, siempre según el sumario, entre los 600.000 y los 800.000 euros. Este asunto se refleja en numerosas conversaciones telefónicas contenidas en el sumario y ha dado muchos dolores de cabeza a los implicados en el ´caso Astapa´, puesto que Bardají rechazó la primera opción de pago que le propusieron.
Otro apunte que da una idea del desgobierno que existía en el seno de la corporación municipal se halla en una conversación mantenida por algunos de los intervinientes en esos encuentros con un empresario relacionado con el Consistorio. En ella hablan, según la policía, "acerca de manipulaciones, complots y traiciones que se están llevando a cabo en el Ayuntamiento". En el transcurso de la charla, el empresario llega a comentar que la administración local es "un nido de víboras".
En otro lance de las conversaciones, uno de los responsables de Urbanismo aclara que Antonio Barrientos mantiene una actitud remolona, lo que ha provocado que él "se lleve todas las hostias" y pierda las relaciones personales con los promotores y empresarios que colaboran estrechamente con el Consistorio. "También comentan los problemas que están teniendo para hacer frente a sus deudas, en especial con Enrique Bardají", indican los investigadores.
El nerviosismo era ya una característica habitual de los implicados en la trama. Barrientos le echa una bronca a un periodista por sus investigaciones, y dos de los implicados comentan que "en muchos de los expedientes municipales habría implicaciones penales, ya que podrían existir delitos contra la ordenación del territorio".
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