El Jugador de Póker
El Jugador de Póker
Artículo de opinión de José Gerez.
Yo no se si ustedes han jugado alguna vez al squash. Se trata de un juego procedente de las antiguas colonias inglesas de la India y Pakistán en el que dos jóvenes o jóvenas se encierran, entre tres paredes y un cristal, para sudar como descosidos y poner su corazón al límite de su resistencia. Yo lo jugué hace unos cuantos años hasta que descubrí que no podía ser sano. De aquellos años recuerdo la imagen al final de los partidos. Invariablemente, uno de los jugadores salía de la pista a refrescarse y el otro continuaba dando pelotazos a la pared con un extraño frenesí. También, invariablemente, era fácil adivinar quién había ganado y perdido. El ganador, salía de la pista a refrescarse y ser felicitado por los espectadores mientras, el otro, el del frenesí golpeador, rumiaba su desesperanza intentando aquellos golpes que ya llegaban tarde, los que le hubieran permitido ganar el partido.
Algo así me parecieron las declaraciones del concejal de Hacienda del pasado Jueves. A destiempo. Después de tres días negando lo que era ya un secreto a voces, hubo de salir a los medios a tratar de rectificar lo que el silencio le había arrebatado. En su caso fue aún peor. No solo sus palabras no convencieron a nadie sino que las circunstancias y el error político de su política del avestruz, han hecho que haya quedado como responsable de hechos futuros con los que no comulga y que, precisamente, con su conducta quería evitar. El problema es que la política es el arte del engaño y a él le ha ocurrido como al jugador de póker que, tras dos horas buscando al “pringao” de la partida, descubre, tras no encontrarlo, que el “pringao” es él.
Quién tampoco encuentra lo que busca es el registrador mercantil de Málaga. Al parecer, cinco años después de su nombramiento, resulta que el llamado liquidador de las sociedades municipales Estepona XXI no ha conseguido, no ya liquidar éstas, no ha sido capaz, siquiera, de conseguir inscribir su cargo en el citado registro mercantil. Esto ha supuesto que, por ejemplo, tras elevar a públicos determinados actos, le hayan sido devueltos por carecer de legitimación en su representación de las mismas. Camino de seis años desde su nombramiento, cobrados los honorarios al ciento por ciento a pesar de que la mitad estaba condicionada al fin de la liquidación, resulta que ni siquiera el más sencillo trámite administrativo había sido cumplido. Con ser grave la situación del personaje, ochenta kilos de las antiguas, lo del asesor es de traca. Más de trescientos kilos de vellón tirados en actuaciones sectarias contra enemigos políticos del que al final se comerá el marrón. Y, como al cartero no se le recibe, alguno sigue sin enterarse de las responsabilidades en las que ha incurrido. No duden ustedes que el fuego amigo comenzará a dispararse en breve.
A mí sólo me quedará disculparme. Cinco años criticando las actuaciones de unos personajes que ahora resultan no ser quienes han dicho ser. Y, entonces, ¿Quién se ha gastado la lana y en representación de quién? Lo dicho, sin ningún tipo de acritud ni rencor. Mis más sinceras disculpas por tomarlos por quienes no eran y parecían ser. Y, cambiando de personaje, ¿en que posición queda quién los nombró y autorizó el pago de cantidades desorbitadas? Que ocurrirá con los procedimientos judiciales iniciados en nombre y representación de quién no tiene capacidad para hacerlo, es otra de las cuestiones que habrán de dirimirse. Y quién correrá con los gastos ocasionados por los mismos, caso de no haber sido cobrados en su totalidad, lo que a la vista de lo ya sabido parece casi seguro. Se pone la cosa divertida.
No lo es menos la curiosa formación y solidaridad sindical de quién justifica los despidos de compañeros de trabajo para seguir manteniendo el cobro de pluses ilegalmente concertados. Si Sacco y Vancetti levantaran la cabeza..............
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