Que dimitan
Artículo de opinión de Gerardo Galán, Convocatoria Los Verdes
Que dimitan
Es verdad que no he prestado atención a la rumorología de estos días que ha disparado múltiples listas de nombres que serán los llamados a declarar como imputados la semana próxima en los juzgados de Estepona.
Independientemente de la identidad de los que resulten finalmente implicados en el marco de la Operación Astapa, sí que cabe la posibilidad de que cargos públicos electos adquieran la condición de imputados por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones.
Si esa circunstancia se produjese, e independientemente de su posición en el plenario municipal, la única salida política digna que les queda a los concejales imputados presentes y futuros es la de dejar su acta inmediatamente, justo como hicieron Barrientos y Duarte y el ejemplo contrario prestado por los cuatro militantes suspendidos por el PSOE y el andalucista Montesinos, en situación desconocida dentro de su partido.
No estoy planteando dudas sobre la inocencia de los imputados, ya que no me cabe ninguna duda. Son absolutamente inocentes pues no pesa sobre ellos ninguna condena firme. Sin embargo, el político debe gozar de la confianza también absoluta de su electorado, y actualmente esa confianza está quebrada.
El legítimo derecho a la defensa del que disfrutan los imputados debe hacerse con distancia escrupulosa respecto al interés público. Los concejales deben ejercer su defensa sin contar con el apoyo de una administración presuntamente perjudicada por los hechos que se investigan, y el que con cargo al erario público se satisfagan sus sueldos es, para los vecinos, sangrante.
Además, también nos libraríamos de vergonzosos espectáculos como el prestado por el imputado Zamorano en el pasado pleno. La desvergüenza de quien tiene tanto que callar respecto a su gestión produce sonrojo ajeno cuando intenta esparcir el ventilador sobre la mierda con el recurrente argumento del “y tú también”.
Dimitan, dejen la política momentáneamente. Y vuelvan a ofrecerse al servicio público cuando los electores tengamos la absoluta certeza de que juegan limpio con nuestro pueblo.
Que dimitan
Es verdad que no he prestado atención a la rumorología de estos días que ha disparado múltiples listas de nombres que serán los llamados a declarar como imputados la semana próxima en los juzgados de Estepona.
Independientemente de la identidad de los que resulten finalmente implicados en el marco de la Operación Astapa, sí que cabe la posibilidad de que cargos públicos electos adquieran la condición de imputados por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones.
Si esa circunstancia se produjese, e independientemente de su posición en el plenario municipal, la única salida política digna que les queda a los concejales imputados presentes y futuros es la de dejar su acta inmediatamente, justo como hicieron Barrientos y Duarte y el ejemplo contrario prestado por los cuatro militantes suspendidos por el PSOE y el andalucista Montesinos, en situación desconocida dentro de su partido.
No estoy planteando dudas sobre la inocencia de los imputados, ya que no me cabe ninguna duda. Son absolutamente inocentes pues no pesa sobre ellos ninguna condena firme. Sin embargo, el político debe gozar de la confianza también absoluta de su electorado, y actualmente esa confianza está quebrada.
El legítimo derecho a la defensa del que disfrutan los imputados debe hacerse con distancia escrupulosa respecto al interés público. Los concejales deben ejercer su defensa sin contar con el apoyo de una administración presuntamente perjudicada por los hechos que se investigan, y el que con cargo al erario público se satisfagan sus sueldos es, para los vecinos, sangrante.
Además, también nos libraríamos de vergonzosos espectáculos como el prestado por el imputado Zamorano en el pasado pleno. La desvergüenza de quien tiene tanto que callar respecto a su gestión produce sonrojo ajeno cuando intenta esparcir el ventilador sobre la mierda con el recurrente argumento del “y tú también”.
Dimitan, dejen la política momentáneamente. Y vuelvan a ofrecerse al servicio público cuando los electores tengamos la absoluta certeza de que juegan limpio con nuestro pueblo.
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