estepona

Tuesday, July 24, 2007

Vestirse por los pies

Artículo de opinión de Gerardo Galán publicado en Estepona Información

Vestirse por los pies

¿Quién no recuerda aquella frase en boca de nuestro Alcalde?. Repetida hasta la saciedad la convirtió en una suerte de coletilla para dejar constancia de su hombría de bien. Frase ciertamente machista, sí, aunque perdonable si recordamos el contexto de tensión en el que seutilizó. Pues bien, Sr. Alcalde, ha llegado el momento de demostrar que se viste Vd. por los pies.
En el sumario de la Operación Malaya aparecen referencias a un supuesto hombre de confianza del Sr. Roca en Estepona. "El hombre de Roca" sería, si nos atenemos a las noticias publicadas, ni más ni menos que uno de los gerentes de urbanismo designados por el Sr. Alcalde durante el anterior mandato. Ese dato, incontestable, objetivo, debe ser afrontado, si uno se viste por los pies, con la gallardía de los valientes. O se asume lo hecho por el subordinado, o se acepta el precio político de lo supuestamente cometido por las personas a las que se ha designado.
Sí, esta vez coincido - sin que sirva de precedente, Sr. Crespo - con el jefe del partido PES. El Alcalde es el responsable final de una gestión, la urbanística, que en ningún momento delegó en persona alguna. Salvo por esa delegación que hacen los tontos, que es no ver, no mirar, no hablar y finalmente estampar la firma en todos los documentos que el listo le presenta. También coincido con el Alcalde, los del PES no son de fiar. Aunque eso no ha cambiado, no lo son ahora, ni lo eran cuando se les eligió como socios para encaramarse al poder hace cuatro años.
La falta de compromiso ideológico, la carencia de principio alguno, salvo la forma de colocarse los pantalones, nos ha rodeado de políticos que caen permanentemente en esa "corrupción de baja intensidad" a la que hizo referencia el Juez Torres la semana pasada. De una parte, se aceptan los regalitos y las adulaciones. De otra se "hacen favores" a amigos, conocidos y familiares de primer y segundo grado. Finalmente, amparados en la "legalidad de los informes", permitimos que un particular pegue un pelotazo a costa del patrimonio público.