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Friday, July 06, 2007

¿Se merece estepona un pregonero así?


Editorial Estepona Información. Sábado 7 de julio de 2007

¿Se merece estepona un pregonero así?

CUANDO llega la Feria a todo el mundo le entra una sensación especial, una tiempo de felicidad programada, bueno y saludable, en el que todos los comentarios giran en torno a las tapas o los rebujitos, bebida espléndida donde las haya. En la Feria, porque se interpreta que nadie va a echar cuentas, parece que todo vale y en ese todo se incluyen las actuaciones programadas para la Caseta Oficial, la de todos, y esos otros detalles, como la elección del pregonero que, después de lo vivido, debería hacer reflexionar a los responsables de la delegación de Fiestas. Sobre las actuaciones no habría nada que objetar porque don dinero es el que marca el nivel y, como es sabido, son tiempos de apretarse el cinturón y eso, en las contrataciones, se nota. Sobre lo segundo, el pregonero, parece que, desde unos años atrás, se ha entrado en una espiral negativa que ha llegado a su peor momento. Estepona no merece un pregonero como el de este año. Guapito, sí, pero poco más. Un apellido ilustre y muchas portadas de prensa rosa son todo su historial y, como era de esperar, el resultado, aunque muy colorista, resultó patético. Estepona no merece un pregonero que sube con un papel, previamente confeccionado y aliñado por otro, del que ni siquiera se ha tomado la molestia de memorizar un párrafo. Estepona no merece un pregonero de sus fiestas que sí, que ha salido en el Tomate, pero que no ha dejado ningún poso. Sonriente, dispuesto en todo momento a la foto de recuerdo, al beso a la admiradora, que también eso le honra, pero vacío, simplemente vacío. No se puede comenzar un pregón, o mejor dicho, a leer un folio sólo por una cara y meter la pata ya en el primer renglón argumentando que lee muy mal el español para, minutos más tarde, asegurar que tiene muchas ganas de sacar su primer disco en España, en su país. Julio José no pasará a la historia local como tampoco lo hizo Miguel Ángel Muñoz, otro insigne pregonero casi de la misma talla, aunque este, al menos no se confundía al leer. Hemos pasado de ilustres profesionales de la comunicación, como lo fueron en su día Jesús Hermida, Matías Prats o, más recientemente, José Ramón de la Morena, a cuerpos gloriosos sin bagaje. No debe de ser tarea fácil acertar con el nombre de la persona a la que ceder el honor de ser pregonero o pregonera de la Feria, tiene que ser complicado porque esto no suele ser gratis y el presupuesto de las fiestas con las pretensiones del elegido deben cuadrar. Lo que sí era muy fácil, y previsible, es que lo de Julio José iba a ser como lo que finalmente ha sido, un lamentable espectáculo impropio de una fiestas mayores. Si lo que se buscaba es tener una repercusión mediática tipo Tomate o un pseudoespectáculo para los más jóvenes, los responsables del sarao han logrado el objetivo, pero desde luego lo que no se ha conseguido, ni de lejos, ha sido tener a alguien a la altura de las circunstancias. El pregón, el punto de arranque de las Fiestas Mayores, está degenerando, cada año más, en un bolo de verano. Y no se trata de buscar a notables de la vida española, simplemente a alguien que, aunque de forma remota, tenga o haya tenido alguna relación con Estepona. Afortunadamente, la ciudadanía tiene una tremenda capacidad de olvido y lo de Julio José quedará como una anécdota y poco más.