De 'cuñaos' y 'Risitas'
el prisma
De 'cuñaos' y 'Risitas'
Javier / Gómez
DICE mucho de la televisión pública andaluza que uno de los personajes más populares que haya dado a España y a la Humanidad sea El Risitas. Obviamente seguimos viendo esperpentos mucho peores, especialmente en esa cadena-vertedero que cada día nos regala sesiones de coprofagia. La misma televisión, Telecinco, que ha encumbrado al trono catódico a Belén Esteban y que le regaló la campaña para la Alcaldía de Marbella a Jesús Gil tal y tal Superstar con la ayuda de algunos periodistas deportivos.
Como inevitablemente El Risitas y su fallecido Cuñao se han convertido en parte del imaginario colectivo, me vienen a la cabeza durante la escandalizada lectura -nuevamente- del sumario del caso Astapa. La sensación de impunidad -el tiempo dirá si acertada-, el descaro, la desvergüenza y el cachondeo con el patrimonio público llenaban la agenda política de Estepona. Muy especialmente la del ex edil de Hacienda, el ex senador y ex socialista Francisco Zamorano, que sigue atrincherado en su acta de concejal, como si eso le diera algún tipo de inmunidad diplomática. Por lo que detallan los investigadores, en realidad el cotarro urbanístico de Estepona no lo dirigía el ex alcalde, Antonio Barrientos. Ni su jefe de gabinete, José Flores. Ni el arquitecto municipal, ni un ingeniero contratado a dedo y cuyo mérito principal eran las valoraciones a la baja de los suelos y aprovechamientos urbanísticos que tan rentables les salían a las promotoras. No. Aunque todos están imputados, los verdaderos magnates del urbanismo esteponero eran los cuñados de Zamorano. Hay unos cuantos y su empresa casi siempre está en el ajo o en la salsa. Así que no resulta difícil imaginarse a Zamorano hablando con sus brothers in law, con sus cuñaos, de sus proyectos. Riendo. Riendo. Riendo.
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