Un puente para olvidar
Editorial Estepona Información. Sábado 8 de diciembre de 2007
Un puente para olvidar
DICEN algunos, y no les falta razón, que diciembre es un mes de quince días, baste para ello ver lo que ha sido esta semana en la que, unos para su suerte y otros por mimetismo, han puesto en práctica esa cosa tan nuestra que es hacer puente. El caso es que todo el mundo cree que las cosas no marchan bien en lo económico, que cuesta mucho trabajo llegar a final de mes, que se necesita un esfuerzo añadido, pero llegados a este punto, y si de hacer puente se trata, también el acuerdo es unánime, descansar cuatro días seguido es algo a lo que no se puede renunciar. Este puente de diciembre es ya una tradición y un aperitivo de lo que espera en un par de semanas, las fiestas más entrañables y familiares de año. Este año, a la hora de hablar de fiestas, el Ayuntamiento es el único que no ha caído en ese detalle, el de las fiestas de Navidad, y esto es así porque debe ser el único que aún no ha encendido las bombillas, una tradición casi ancestral, que suele coincidir con las vísperas del día de la Inmaculada. Las razones ‘objetivas’ esgrimidas para la falta de iluminación son de tipo ecológico, aunque seguro que más de un concejal ya tiene el árbol de su casa instalado y funcionando, pero sea o no ese el motivo, los comerciantes están enfadados porque miran en su entorno y ven que las luces ya están por todas partes: Marbella, Málaga, ... y no alcanzan a comprender el por qué de que Estepona sea, una vez más, una isla en la Costa del Sol. Pero aquí hay un problema, el comercio local es bastante permisivo, no levanta la voz, se queda siempre con los brazos cruzados esperando que alguien le solucione los problemas y, como empiezan a pensar muchos de ellos, así les va. Es esta la época del año de mayor consumo y eso lo saben los comercios, pero también saben que al cliente potencial hay que animarle para que ejerza esa función, y aunque sea evidente que eso no se consigue con unas bombillitas más o menos atractivas, no es menos cierto que, por lo menos, no hace que las ventas bajen porque los consumidores se van a otros puntos en los que, al menos en apariencia, sí hay ambiente navideño. Aquí se está más pendiente del conflicto de las vallas que se han venido instalando en las calles en las últimas semanas que de otras cosas. El conflicto originado amenaza con terminar en los juzgados porque lo que dicen las partes en conflicto, el Ayuntamiento, por voz de su concejal Duarte, y la empresa que las instala, no tiene nada que ver. Pero junto a las vallas también han salido a relucir las papeleras y otros soportes publicitarios de la vía pública sobre los que la sombra de la duda está sobrevolando y, a la vez, dejando un tufillo poco agradable si se leen entre líneas los mensajes de los políticos que defienden una u otra postura. El caso es tener algo para entretenerse, si no hay una polémica se inventa, y mientras tanto las guirnaldas están colocadas en muchas calles y ninguna encendida. Es un asunto de muy pocas luces y de menos pascueros porque incluso en esto se está bastante manco ya que, por lo que se dice, su número es inferior al del año pasado porque - ¡sorpresa! - se deben aún los de la Navidad anterior. Así es lógico que todos quieran hacer puente, es la mejor manera de olvidar.
Un puente para olvidar
DICEN algunos, y no les falta razón, que diciembre es un mes de quince días, baste para ello ver lo que ha sido esta semana en la que, unos para su suerte y otros por mimetismo, han puesto en práctica esa cosa tan nuestra que es hacer puente. El caso es que todo el mundo cree que las cosas no marchan bien en lo económico, que cuesta mucho trabajo llegar a final de mes, que se necesita un esfuerzo añadido, pero llegados a este punto, y si de hacer puente se trata, también el acuerdo es unánime, descansar cuatro días seguido es algo a lo que no se puede renunciar. Este puente de diciembre es ya una tradición y un aperitivo de lo que espera en un par de semanas, las fiestas más entrañables y familiares de año. Este año, a la hora de hablar de fiestas, el Ayuntamiento es el único que no ha caído en ese detalle, el de las fiestas de Navidad, y esto es así porque debe ser el único que aún no ha encendido las bombillas, una tradición casi ancestral, que suele coincidir con las vísperas del día de la Inmaculada. Las razones ‘objetivas’ esgrimidas para la falta de iluminación son de tipo ecológico, aunque seguro que más de un concejal ya tiene el árbol de su casa instalado y funcionando, pero sea o no ese el motivo, los comerciantes están enfadados porque miran en su entorno y ven que las luces ya están por todas partes: Marbella, Málaga, ... y no alcanzan a comprender el por qué de que Estepona sea, una vez más, una isla en la Costa del Sol. Pero aquí hay un problema, el comercio local es bastante permisivo, no levanta la voz, se queda siempre con los brazos cruzados esperando que alguien le solucione los problemas y, como empiezan a pensar muchos de ellos, así les va. Es esta la época del año de mayor consumo y eso lo saben los comercios, pero también saben que al cliente potencial hay que animarle para que ejerza esa función, y aunque sea evidente que eso no se consigue con unas bombillitas más o menos atractivas, no es menos cierto que, por lo menos, no hace que las ventas bajen porque los consumidores se van a otros puntos en los que, al menos en apariencia, sí hay ambiente navideño. Aquí se está más pendiente del conflicto de las vallas que se han venido instalando en las calles en las últimas semanas que de otras cosas. El conflicto originado amenaza con terminar en los juzgados porque lo que dicen las partes en conflicto, el Ayuntamiento, por voz de su concejal Duarte, y la empresa que las instala, no tiene nada que ver. Pero junto a las vallas también han salido a relucir las papeleras y otros soportes publicitarios de la vía pública sobre los que la sombra de la duda está sobrevolando y, a la vez, dejando un tufillo poco agradable si se leen entre líneas los mensajes de los políticos que defienden una u otra postura. El caso es tener algo para entretenerse, si no hay una polémica se inventa, y mientras tanto las guirnaldas están colocadas en muchas calles y ninguna encendida. Es un asunto de muy pocas luces y de menos pascueros porque incluso en esto se está bastante manco ya que, por lo que se dice, su número es inferior al del año pasado porque - ¡sorpresa! - se deben aún los de la Navidad anterior. Así es lógico que todos quieran hacer puente, es la mejor manera de olvidar.
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