LA CALLE ES MÍA
Artículo de opinión de José Gerez. Miércoles día 5 de diciembre de 2007
LA CALLE ES MÍA
Ese es el mensaje que el nuevo concejal de urbanismo del Ayuntamiento de Estepona parece querer lanzar a los cuatro vientos con el anuncio de la retirada de las vallas de encauzamiento peatonal en diversos lugares de Estepona. ¿A qué les suena bien lo de "encauzamiento peatonal"?. A mí me pasó lo mismo, en un principio me sorprendí, luego me dije que no estaba nada mal ya que somos poco civilizados y cruzamos sin cuidado por cualquier lado, que nos encauzaran como borreguitos para ir todos en una única dirección.
Esto, pensé, es sólo el principio. Ya, si se fijan, en los centros comerciales nos encauzan en el sentido que mejor viene a sus intereses. Si usted va a la nueva superficie comercial sueca que acaban de inaugurar en Málaga verá que no va a poder salir sin recorrer integramente todas y cada una de las plantas del mismo, además, por un caminito guiado que le llevará a recorrer la sección de hogar, cocinas, dormitorios, despacho, restaurante y hasta las chucherias de los niños. Si va a hacer la compra diaría, verá que lo más caro está en la altura más cómoda y accesible de la estanteria, lo más barato, siempre, junto a algún producto de primera necesidad de precio más elevado que la competencia, para compensar. Para llegar a los productos de primera necesidad tiene que pasar por la sección textil y juguetes de los niños, además de por las múltiples ofertas de libros que nunca va a leer y plantas que se estropean a la primera de cambio.
Es así, quienes tienen en sus manos el poder, político, económico o de la clase que sea, tienden siempre a facilitarnos las cosas, a hacer que nuestra vida sea más sencilla, a pensar por nosotros, a tratar de evitar que pensemos, a convertirnos en pequeños seres aborregados que comamos, bebamos y votemos lo que ellos quieran.
Tras toda esta reflexión me dí cuenta de que las vallas de encauzamiento llevaban, en el centro, un cartel anunciador. Que torpe fuí y que mal pensado, creer que trataban de dirigirnos cuando,en realidad, lo único que pretenden es dirigir nuestras carteras en la dirección que marcan o marcarán los citados cartelitos.
Lo más sorprendente es que quienes ordenan la retirada de las vallas, no entro en la razón jurídica, son los socios de quienes las autorizaron que, ahora, de repente, parecen haberse dado cuenta de lo malos, malísimos que eran los chicos que les permitieron gobernar y figurar los últimos cuatro años, sin caer en que, además del daño político a estos, hay por en medio otros intereses de particulares que se están perjudicando de manera clara, salvo que en toda esta historia haya más silencios que palabras.
LA CALLE ES MÍA
Ese es el mensaje que el nuevo concejal de urbanismo del Ayuntamiento de Estepona parece querer lanzar a los cuatro vientos con el anuncio de la retirada de las vallas de encauzamiento peatonal en diversos lugares de Estepona. ¿A qué les suena bien lo de "encauzamiento peatonal"?. A mí me pasó lo mismo, en un principio me sorprendí, luego me dije que no estaba nada mal ya que somos poco civilizados y cruzamos sin cuidado por cualquier lado, que nos encauzaran como borreguitos para ir todos en una única dirección.
Esto, pensé, es sólo el principio. Ya, si se fijan, en los centros comerciales nos encauzan en el sentido que mejor viene a sus intereses. Si usted va a la nueva superficie comercial sueca que acaban de inaugurar en Málaga verá que no va a poder salir sin recorrer integramente todas y cada una de las plantas del mismo, además, por un caminito guiado que le llevará a recorrer la sección de hogar, cocinas, dormitorios, despacho, restaurante y hasta las chucherias de los niños. Si va a hacer la compra diaría, verá que lo más caro está en la altura más cómoda y accesible de la estanteria, lo más barato, siempre, junto a algún producto de primera necesidad de precio más elevado que la competencia, para compensar. Para llegar a los productos de primera necesidad tiene que pasar por la sección textil y juguetes de los niños, además de por las múltiples ofertas de libros que nunca va a leer y plantas que se estropean a la primera de cambio.
Es así, quienes tienen en sus manos el poder, político, económico o de la clase que sea, tienden siempre a facilitarnos las cosas, a hacer que nuestra vida sea más sencilla, a pensar por nosotros, a tratar de evitar que pensemos, a convertirnos en pequeños seres aborregados que comamos, bebamos y votemos lo que ellos quieran.
Tras toda esta reflexión me dí cuenta de que las vallas de encauzamiento llevaban, en el centro, un cartel anunciador. Que torpe fuí y que mal pensado, creer que trataban de dirigirnos cuando,en realidad, lo único que pretenden es dirigir nuestras carteras en la dirección que marcan o marcarán los citados cartelitos.
Lo más sorprendente es que quienes ordenan la retirada de las vallas, no entro en la razón jurídica, son los socios de quienes las autorizaron que, ahora, de repente, parecen haberse dado cuenta de lo malos, malísimos que eran los chicos que les permitieron gobernar y figurar los últimos cuatro años, sin caer en que, además del daño político a estos, hay por en medio otros intereses de particulares que se están perjudicando de manera clara, salvo que en toda esta historia haya más silencios que palabras.
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