El tripartito hace aguas por todos lados
Editorial Estepona Información. Sábado 10 de noviembre de 2007
El tripartito hace aguas por todos lados
EL GOBIERNO tripartito de Estepona lleva varias semanas intentando capear la crisis que ha abierto el primer teniente de alcalde, Rafael Montesinos, con las obras de reforma de un local de su propiedad, iniciadas sin licencia -finalmente concedida deprisa y corriendo y con flecos poco claros-, y que empieza ya a crear una escisión interna tras la polémica sobre la contratación de su hija como personal altamente cualificado en las labores del Palacio de Congresos. Lo que deja de hacer, pero sobre todo lo que hace Rafael Montesinos en su calidad de primer teniente de alcalde, es la prueba más evidente de los problemas que tiene un gobierno local debilitado que, a fuerza de desengaños, sobrevive entre el contrasentido que supone tanto gasto excesivo con la rémora de una deuda económica que alcanza los cien millones de euros.Antonio Barrientos inicia una legislatura mucho más complicada de lo que él mismo preveía. Ganó las elecciones con holgura pero ese margen de autosuficiencia sólo se refleja dentro de su propio grupo, donde mantiene una conocida línea presidencialista, es decir, donde no hay más líder que él y donde apenas hay diálogo con los concejales de su grupo, que conocen las decisiones que les afectan por terceras personas o por la prensa. La excepción, el garbanzo negro o la espinilla, la tiene Barrientos esta legislatura con Rafael Duarte, responsable de Urbanismo, poco dado a plegarse a deseos infundados. Pero esta actitud del alcalde que limita con la arrogancia no se refleja con su principal aliado, Rafael Montesinos, a quien deja hacer dentro de su parcela de poder, aún conociendo los antecedentes del portavoz del PA sobre los vaivenes políticos y las extrañas alianzas que ha protagonizado. El alcalde está siendo el gran ausente del debate sobre las salidas de tono de Montesinos, quien sigue empeñado en dar visos de legalidad a la contratación de su hija, según declaraba en una reciente entrevista a Estival Televisión, y ahora a las irregulares obras de reforma del local. ‘No pasa nada’, trata de dar a entender, pero la opinión pública esteponera no piensa lo mismo y quiere que alguien en la Casa Consistorial asuma las responsabilidades políticas de una vez por todas. El primer edil no lo hace, porque la estabilidad del gobierno local está hipotecada y eso lo sabe su socio de gobierno más díscolo.
El Ayuntamiento, mientras tanto, funciona a trompicones, pero con la cabeza bien alta en cuanto al dispendio de las nuevas contrataciones de personal de confianza, en caras campañas de marketing que se usarán para vendernos la foto de Barrientos con el Rey hasta las próximas elecciones, mientras los trabajadores municipales beben la sopa boba del efímero ideal de las subrogaciones, bien utilizado en campaña electoral por el candidato Barrientos, y que dormirá durante años el sueño de los justos.
La crisis de gobierno que ha abierto Montesinos con su actitud no pasa desapercibida para la oposición, que lleva desde el margen de cortesía de los cien días pidiendo explicaciones a Barrientos. Pero no las da.
El tripartito hace aguas por todos lados
EL GOBIERNO tripartito de Estepona lleva varias semanas intentando capear la crisis que ha abierto el primer teniente de alcalde, Rafael Montesinos, con las obras de reforma de un local de su propiedad, iniciadas sin licencia -finalmente concedida deprisa y corriendo y con flecos poco claros-, y que empieza ya a crear una escisión interna tras la polémica sobre la contratación de su hija como personal altamente cualificado en las labores del Palacio de Congresos. Lo que deja de hacer, pero sobre todo lo que hace Rafael Montesinos en su calidad de primer teniente de alcalde, es la prueba más evidente de los problemas que tiene un gobierno local debilitado que, a fuerza de desengaños, sobrevive entre el contrasentido que supone tanto gasto excesivo con la rémora de una deuda económica que alcanza los cien millones de euros.Antonio Barrientos inicia una legislatura mucho más complicada de lo que él mismo preveía. Ganó las elecciones con holgura pero ese margen de autosuficiencia sólo se refleja dentro de su propio grupo, donde mantiene una conocida línea presidencialista, es decir, donde no hay más líder que él y donde apenas hay diálogo con los concejales de su grupo, que conocen las decisiones que les afectan por terceras personas o por la prensa. La excepción, el garbanzo negro o la espinilla, la tiene Barrientos esta legislatura con Rafael Duarte, responsable de Urbanismo, poco dado a plegarse a deseos infundados. Pero esta actitud del alcalde que limita con la arrogancia no se refleja con su principal aliado, Rafael Montesinos, a quien deja hacer dentro de su parcela de poder, aún conociendo los antecedentes del portavoz del PA sobre los vaivenes políticos y las extrañas alianzas que ha protagonizado. El alcalde está siendo el gran ausente del debate sobre las salidas de tono de Montesinos, quien sigue empeñado en dar visos de legalidad a la contratación de su hija, según declaraba en una reciente entrevista a Estival Televisión, y ahora a las irregulares obras de reforma del local. ‘No pasa nada’, trata de dar a entender, pero la opinión pública esteponera no piensa lo mismo y quiere que alguien en la Casa Consistorial asuma las responsabilidades políticas de una vez por todas. El primer edil no lo hace, porque la estabilidad del gobierno local está hipotecada y eso lo sabe su socio de gobierno más díscolo.
El Ayuntamiento, mientras tanto, funciona a trompicones, pero con la cabeza bien alta en cuanto al dispendio de las nuevas contrataciones de personal de confianza, en caras campañas de marketing que se usarán para vendernos la foto de Barrientos con el Rey hasta las próximas elecciones, mientras los trabajadores municipales beben la sopa boba del efímero ideal de las subrogaciones, bien utilizado en campaña electoral por el candidato Barrientos, y que dormirá durante años el sueño de los justos.
La crisis de gobierno que ha abierto Montesinos con su actitud no pasa desapercibida para la oposición, que lleva desde el margen de cortesía de los cien días pidiendo explicaciones a Barrientos. Pero no las da.
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