Gamberrismo
Gamberrismo
El País. Antonio Yélamo
¿Tan importante es el control del Ayuntamiento de Estepona para el PP que le hace a este partido perder todos los papeles? El cerco que ha establecido contra el alcalde, David Valadez (PSOE) roza la prevaricación y entra de lleno en el máximo escándalo posible al aliarse con una pandilla de imputados, tránsfugas y ex gilistas para lograr, no sólo la asfixia política del gobierno local, sino, también, la quiebra absoluta de la ya de por sí arruinada Hacienda municipal lastrada con una deuda superior a los 160 millones de euros. No se entiende que en el afán legítimo de derribar al contrario lleguen a sobrepasar todos los límites al lograr, con el apoyo de los que están bajo sospecha, la supresión de tasas municipales y el bloqueo de operaciones crediticias con las que aliviar un tanto las arcas municipales.
Seguramente en nuestro ordenamiento jurídico tiene que haber alguna respuesta a estas conductas altamente nocivas para los intereses generales de la ciudadanía. En vez de esperar a que la alcaldía caiga en sus manos como fruta madura cuando lleguen las elecciones, el PP opta por secundar una estrategia basada en la kale borroka que traslada hacia la misma institución local. Una técnica que saben manejar a la perfección. El espectáculo que están dando estos ediles, que cuentan con el respaldo y el aliento de Javier Arenas, resta toda credibilidad a una formación que se presenta ante la sociedad como una alternativa real de gobierno y máxime cuando saben que no existe otra fórmula más factible que respetar el actual estatus de la corporación hasta agotar el actual mandato. El ataque es tan desaforado que ya se ha producido una desafección en sus propias filas. De todos modos, no pasará mucho tiempo para que conozcamos con exactitud las oscuras motivaciones que les impulsa a practicar sin inmutarse el gamberrismo institucional más genuino.
Cabe preguntarse, por tanto, con qué garantías de éxito se afronta cualquier proceso negociador para llegar a acuerdos con un partido que opta por embarrar el terreno de juego. Es por eso que se aborde con el lógico escepticismo el intento del PSOE de llegar, esta semana, en el Parlamento, a un acuerdo con el PP e IU sobre la retribución de los altos cargos.También otros munícipes de Málaga se encargan, igualmente, de poner en entredicho la actitud con la que acuden los populares a la cita. Ahí está el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, que no quiere prisas para aplicar recortes, retribuyendo generosamente, con abultados pluses de productividad incluidos, a los directivos de la empresa municipal ProMálaga, a pesar de las notables pérdidas que registran sus cuentas.
El País. Antonio Yélamo
¿Tan importante es el control del Ayuntamiento de Estepona para el PP que le hace a este partido perder todos los papeles? El cerco que ha establecido contra el alcalde, David Valadez (PSOE) roza la prevaricación y entra de lleno en el máximo escándalo posible al aliarse con una pandilla de imputados, tránsfugas y ex gilistas para lograr, no sólo la asfixia política del gobierno local, sino, también, la quiebra absoluta de la ya de por sí arruinada Hacienda municipal lastrada con una deuda superior a los 160 millones de euros. No se entiende que en el afán legítimo de derribar al contrario lleguen a sobrepasar todos los límites al lograr, con el apoyo de los que están bajo sospecha, la supresión de tasas municipales y el bloqueo de operaciones crediticias con las que aliviar un tanto las arcas municipales.
Seguramente en nuestro ordenamiento jurídico tiene que haber alguna respuesta a estas conductas altamente nocivas para los intereses generales de la ciudadanía. En vez de esperar a que la alcaldía caiga en sus manos como fruta madura cuando lleguen las elecciones, el PP opta por secundar una estrategia basada en la kale borroka que traslada hacia la misma institución local. Una técnica que saben manejar a la perfección. El espectáculo que están dando estos ediles, que cuentan con el respaldo y el aliento de Javier Arenas, resta toda credibilidad a una formación que se presenta ante la sociedad como una alternativa real de gobierno y máxime cuando saben que no existe otra fórmula más factible que respetar el actual estatus de la corporación hasta agotar el actual mandato. El ataque es tan desaforado que ya se ha producido una desafección en sus propias filas. De todos modos, no pasará mucho tiempo para que conozcamos con exactitud las oscuras motivaciones que les impulsa a practicar sin inmutarse el gamberrismo institucional más genuino.
Cabe preguntarse, por tanto, con qué garantías de éxito se afronta cualquier proceso negociador para llegar a acuerdos con un partido que opta por embarrar el terreno de juego. Es por eso que se aborde con el lógico escepticismo el intento del PSOE de llegar, esta semana, en el Parlamento, a un acuerdo con el PP e IU sobre la retribución de los altos cargos.También otros munícipes de Málaga se encargan, igualmente, de poner en entredicho la actitud con la que acuden los populares a la cita. Ahí está el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, que no quiere prisas para aplicar recortes, retribuyendo generosamente, con abultados pluses de productividad incluidos, a los directivos de la empresa municipal ProMálaga, a pesar de las notables pérdidas que registran sus cuentas.
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