Cerdos
Artículo de opinión de David Valadez, publicado en el semanario Estepona Información
Cerdos
Quiero dedicar mi artículo de esta semana a aprovechar la riqueza del refranero español para mostrar hasta qué extremo nuestro alcalde y secretario general del PSOE, Antonio Barrientos, tiene razón cuando afirma que "a cada cerdo le llega su San Martín".
Este refrán es, sin duda, una forma peyorativa de asegurar que el malo o ruín ha recibido su castigo, pues se suele aplicar a aquellos que reciben, por sus acciones, su justo merecido.
Sinceramente creo que es así, que el que la hace la paga. También estoy convencido de la certeza del aforismo que asegura que "quien a hierro mata, a hierro muere". Un refrán que, según Aniceto de Pagés, "denota que regularmente suele uno experimentar el mismo daño que hizo a otro".
Pero, sin lugar a dudas, prefiero otras citas menos célebres pero más personales. Rousseau aseguró que "la paciencia es amarga, pero su fruto es dulce", y Mariano Aguiló afirmó que "no confundas la paciencia, coraje de la virtud, con la estúpida indolencia del que se da por vencido".
Para finalizar diré que siento especial predilección por el libro que escribió Sun Tzu llamado "El Arte de la guerra". Una obra maestra sobre el arte de la estrategia en la que se advierte que "la velocidad es la esencia misma de la guerra. Aprovecha la falta de preparación del enemigo; viaja por rutas inesperadas y atácalo donde no esté prevenido".
Prosigue asegurando que "si quieres fingir desorden para convencer a tus adversarios y distraerlos, primero tienes que organizar el orden, porque sólo entonces puedes crear un desorden artificial. Si quieres fingir cobardía para conocer la estrategia de los adversarios, primero tienes que ser extremadamente valiente, porque sólo entonces puedes actuar como tímido de manera artificial. Si quieres fingir debilidad para inducir la arrogancia en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil".
Concluyo el artículo con las siguientes palabras, también de Sun Tzu: "cuando se pronuncian palabras altisonantes y se avanza ostentosamente, es señal de que el enemigo se va a retirar".
En fin, lo dicho, "a cada cerdo le llega su San Martín", como dice mi alcalde.
Este refrán es, sin duda, una forma peyorativa de asegurar que el malo o ruín ha recibido su castigo, pues se suele aplicar a aquellos que reciben, por sus acciones, su justo merecido.
Sinceramente creo que es así, que el que la hace la paga. También estoy convencido de la certeza del aforismo que asegura que "quien a hierro mata, a hierro muere". Un refrán que, según Aniceto de Pagés, "denota que regularmente suele uno experimentar el mismo daño que hizo a otro".
Pero, sin lugar a dudas, prefiero otras citas menos célebres pero más personales. Rousseau aseguró que "la paciencia es amarga, pero su fruto es dulce", y Mariano Aguiló afirmó que "no confundas la paciencia, coraje de la virtud, con la estúpida indolencia del que se da por vencido".
Para finalizar diré que siento especial predilección por el libro que escribió Sun Tzu llamado "El Arte de la guerra". Una obra maestra sobre el arte de la estrategia en la que se advierte que "la velocidad es la esencia misma de la guerra. Aprovecha la falta de preparación del enemigo; viaja por rutas inesperadas y atácalo donde no esté prevenido".
Prosigue asegurando que "si quieres fingir desorden para convencer a tus adversarios y distraerlos, primero tienes que organizar el orden, porque sólo entonces puedes crear un desorden artificial. Si quieres fingir cobardía para conocer la estrategia de los adversarios, primero tienes que ser extremadamente valiente, porque sólo entonces puedes actuar como tímido de manera artificial. Si quieres fingir debilidad para inducir la arrogancia en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil".
Concluyo el artículo con las siguientes palabras, también de Sun Tzu: "cuando se pronuncian palabras altisonantes y se avanza ostentosamente, es señal de que el enemigo se va a retirar".
En fin, lo dicho, "a cada cerdo le llega su San Martín", como dice mi alcalde.
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