Los mensajitos y Estepona

El Faro de Ceuta. Miércoles 30 de abril de 2008

Los mensajitos y Estepona

Miren que el otro día ya me llamaba la atención eso del protocolo de amistad firmado entre Ceuta y Estepona. Y así era porque siempre he considerado que dicho acto ha sido el típico embolado en el que le meten a Juan Vivas que, evidentemente, no sabe decir NO cuando las proposiciones llegan de su excelentísimo asesor, ese que parece ya el vicepresidente no electo de la Asamblea. Cada vez mantengo más esta teoría, sobre todo si ha sido el avispado asesor el que ha dado orden de que se citara a los consejeros, vía SMS a sus móviles, para que acudieran a la firma del descafeinado hermanamiento el pasado viernes. Me da en la nariz que muchos de ellos no querían estar en la fiesta de las fiestas, pero claro, si lo ordena el vicepresidente no electo a quien todos veneran y todos critican en petit comité, pues ya saben, se bajan los pantalones y las faldas, si es necesario, y allá que acuden al acto en cuestión. Quién sabe, a lo mejor así les llevan de visita a la finca de las fincas sureñas por la cara y son tratados un fin de semana a cuerpo de rey. El hecho es que el ‘mamoneo’ con Estepona suena a eso, a pasteleo barato en el que habrá beneficios particulares y pocos generales. Si no, que se lo pregunten a los ceutíes residentes en Estepona que mandaron una carta a ‘El Faro’ en el que narraban sus vicisitudes. Por cierto, de dichas quejas nada se ha dicho, obviándolas porque, claro, las lamentaciones no pegan mucho con las regatas esas que se quieren organizar este verano y que veremos qué acuerdos bajo manga esconden ya. Tiempo al tiempo.Pero cuando se trata de las gestiones del vicepresidente no electo, el presidente que sí ha sido elegido calla, aunque en Presidencia se escuchen las diferencias que mantiene con el vicepresidente electo por esta situación. La tensa situación parece no importar. Vivas, como buen samaritano, se ve obligado a ayudar a un amigo, aunque eso le cueste la polémica pero le traiga de regalo un pregón y hasta una calle. Ave César.