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Friday, August 10, 2007

Vivir en estepona es muy caro


Editorial Estepona Información. Sábado 11 de agosto de 2007

Vivir en estepona es muy caro
HACE algunas semanas, en este mismo apartado, se comentaba la subida del IBI aprobada por la Corporación Municipal de Estepona, un incremento que repercutirá, como siempre, en el bolsillo de los ciudadanos, y que era algo cantado, previsible, que se veía venir. En aquella ocasión se comentaba, igualmente, casi como una premonición, que si las cuentas, con la subida del IBI, no cuadraban, siempre había otras opciones como la de recuperar la tasa de basura, algo que desapareció en 1999 como tal pero que, en una jugada magistral del entonces y actual responsable de la Hacienda municipal, se incorporó al recibo de la contribución para ‘disimular’ la subida que ya en su día se realizó de ese impuesto, el IBI, cuando se pasó del 0,65 al 0,85 que a día de hoy es el que se sigue pagando.

Y así ha ocurrido, no contentos con pasar el IBI al 0,85 al 1,1, el máximo legal, vuelve la tasa por recogida de basuras. Dice el concejal Zamorano que esta recuperada tasa supondrá entre cien y ciento veinte euros por vivienda, aunque la cuenta exacta saldrá cuando cada uno calcule lo que representa el 0,5 del valor catastral de su vivienda, que seguramente distará, y mucho, de esos cinto veinte euros anunciados. Pero hay algo aún más grave, en lo que no parece haberse reparado, se ha aprobado la subida el IBI con las tasa que ya en su día se incorporaron, basura y alcantarillado entre otras, es decir, en Estepona la basura se va a pagar dos veces, una de forma directa, mediante el correspondiente recibo, y otra indirecta fruto de su incorporación al IBI en 1.999, lo mismo que ocurrirá con la tasa por alcantarillado, que aunque de menor cuantía que la basura, también sumará.

Estepona empieza a ser un lugar caro, tremendamente caro para vivir, con una presión fiscal bastante notoria y que en nada lleva aparejada un nivel de servicios acorde a lo que se paga. La famosa frase de Pedro Ruiz, en la que decía que en España se pagan impuestos americanos y se tienen servicios africanos, se puede trasladar a Estepona en su más amplio sentido. Los impuestos directos se colocan en los niveles máximos legales y los indirectos no desmerecen. La presión fiscal incluso supera a la de otras poblaciones, como Marbella o incluso la propia capital de la provincia, mientras que el ciudadano no percibe una contraprestación de servicios, en ese mismo nivel, a su esfuerzo monetario. Lo peor, que como Murphi se encargó de aclarar con su famosa ley, aún está por llegar y vendrá con la revisión catastral que, previsiblemente, estará en vigor en un plazo máximo de dos años. Esa revisión, que periódicamente se lleva a cabo y que sirve para actualizar los impuestos, llegará a Estepona con una subida previa, la de ahora, porque es de suponer que cuando se incremente la base impositiva, fruto de esa revisión catastral, no se reducirán los niveles actuales del IBI.

El negocio, para los encargados de gestionar lo público, es redondo aunque contrario a cualquier planteamiento lógico; no se reducen los gastos, que sería lo primero que tendrían que hacer, y para intentar nivelar la balanza sí se incrementan los ingresos pero a costa de los vecinos, golpeándoles en su ya maltrecha economía doméstica. Vivir en Estepona es caro, muy caro.