estepona

Friday, May 09, 2008

Anasagasti envidia a la Pantoja

Artículo de opinión del concejal David Valadez publicado en El Plural el viernes 9 de mayo de 2008

Anasagasti envidia a la Pantoja
Se ha despachado el "bueno" de Iñaki Anasagasti, senador del Partido Nacionalista Vasco, con una serie de tonterías, chorradas e invenciones de muy mal gusto, tal y como en él viene siendo habitual con excesiva asiduidad últimamente.
Ha asegurado en su blog personal, no podrá alegar que ha sidouna interpretación errónea de algunos medios de comunicación tendenciosos, que la Comunidad de Madrid no existía como aspiración en los años 80 y que,además, fue una creación de "los Barranco" y "los Leguina", que encargaron"un himno tipo chiki-chiki y una bandera que parecía diseñada por Ho ChiMin.
Hace poco nos sorprendió, he de reconocer que antes tenía una imagen algo distinta de este dirigente político vasco, calificando de "pandilla de vagos" a los miembros de la familia real, a la que tachaba también de"impresentable". Añadía, por si no fuese suficiente para ganarse varios comentarios periodísticos, que "aquí [en el País Vasco] se ríen de nosotros a cuenta de los derechos históricos y resulta que el derecho histórico de una pandilla de vagos es intocable".
Cada vez estoy más convencido que Anasagasti, en lo más hondo de su corazón, ha estado atesorando unos celos tremendos a la actual pareja del ex alcaldede Marbella, Julián Muñoz. Sí, el senador vasco quiere ser como la Pantoja.
Él pretende aparecer un día sí y otro también, en los programas sensacionalistas de televisión en los que últimamente lo hemos estado padeciendo.No sé si se está ganando su sueldo como senador o no. De lo que no tengo dudas es de que prefiero ver a mediodía a la Pantoja y al Muñoz en la sobremesa antes que a un personaje que, en vez de verbalizar de manera sensata, respetuosa y coherente sus ensoñaciones nacionalistas se dedica ainsultar, a blasfemar y a faltar al respeto, y hasta al sentido común.
Yo prefiero quedarme con la frase de "dientes, dientes, que es lo que lesjode", al menos la Pantoja y el Julián guardaban, cuando se contenían, un respetuoso silencio. Esto es preferible a una incontinencia dialéctica totalmente desbordada, absurda e incendiaria. ¿O no?