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Thursday, September 17, 2009

Estepona, Manilva: La “Costa de la muerte política" del PP

Dimisiones y bajas de concejales y dirigentes llevan a la deriva al PP en la zona

Estepona, Manilva: La “Costa de la muerte política" del PP

EL PLURAL / ANDALUCÍA

Así es como se podría denominar el tramo del litoral existente entre las poblaciones conlindantes por mar de Manilva y Estepona: 12 kilómetros, 2 ayuntamientos, 1 mes, 3 concejales que abandonan el Partido Popular y la mitad de una Junta Directiva popular que se va en este último rincón de la Costa del sol limítrofe con la provincia de Cádiz. 30 días y dos importantes crisis para los populares.

Todo comenzó en Manilva en un ayuntamiento gobernado por IU y por su alcaldesa Antonia Muñoz. En un viernes negro para el PP malagueño, el 21 del mes pasado, dos concejalas del grupo municipal del PP de Manilva, Mari Carmen Ferriz y Paqui Tomé abandonaban su partido por fuertes discrepancias e ingresaban en el grupo mixto. La población cuenta con casi 9.000 habitantes aunque como zona turística, se multiplica en verano.

Falta de respaldo del partido
En un pliss plass, el PP pasaba a dividir por dos su grupo y a reducir a la mitad su presencia en el consistorio, de 4 concejales a 2, el grupo más minoritario del consistorio. Las causas de la ruptura con el partido: "la imposibilidad" de desarrollar su labor y "las discrepancias" con los objetivos del partido. Las dos ediles han llegado a la conclusión de que lo mejor era irse del partido por la falta de entendimiento y por la ausencia de respaldo local y provincial de su formación. Quieren trabajar por una sociedad “más justa, más libre y más solidaria, y en el PP dicen que no se puede.

Dimisión de dos concejalas del PP
Pero la tormenta lejos de amainar en esta particular costa de la muerte política popular, crece y se convierte en todo un temporal cuando tan solo 24 días después la mitad de los miembros de la Junta local del PP de Manilva, se van del partido y renuncian a sus cargos en una carta dirigida a la dirección provincial. En 20 días un grupo de concejales se queda en la mitad y el propio partido también. Las causas de este trauma interno señalan al presidente al que se le acusa de “mentir, de “ir en su propio beneficio y no contar con sus concejales”. En el fondo dos motivos principales. Uno, la política de obstrucción al gobierno en minoría de IU y el hecho de que el presidente local del PP, Francisco Miguel Álvarez, estaba dispuesto a apoyar a IU a cambio de que lo nombraran a él representante en la poderosa Mancomunidad de la Costa del Sol, y propiciar así una moción de censura en el ente mancomunado, “habiendo mantenido estas negociaciones al margen de ellas y de la propia Junta local del PP”.

Nubarrones en el PP
Negro futuro el del Partido Popular para 2001 y las elecciones municipales, en esta convulsionada localidad malagueña, que hace poco recuperó la estabilidad merced a un acuerdo de apoyo externo del Partido Socialista, apoyo este, que se verá redoblado por las dos nuevas concejalas procedentes del PP más dos ediles más escindidos de los independientes de ASM, otra formación destrozada por sus divisiones internas.

Tormenta en Manilva, huracán en Estepona
Pero si lo que comenzó siendo tormenta y luego pasó a temporal, ayer adquirió la categoría de huracán con la extensión de la crisis del Partido Popular a la localidad de al lado, Estepona. Una bomba política, -aunque se veía venir- explosionó a las 10,30 en el registro de entrada del ayuntamiento esteponero, haciendo tambalear los cimientos del PP local: la concejala popular Silvia Cabrera, el gran fichaje del partido en 2007, se daba de baja del partido y se pasaba al grupo de los no adscritos. Se va por no seguir obstaculizando como hace el PP, la labor de gestión del equipo de gobierno. Y además lo hacia con declaraciones “fuertes” contra su ya antigua formación.

Silvia Cabrera un gran fichaje del PP en 2007
Cabrera procede de la cantera de la antigua gestora de Marbella -en el centro de la foto junto a Presidente de la gestora-. Posee gran preparación y currículum profesional (fue presidenta de la Asociación provincial de Directores de Hoteles de Málaga) y desembarcó en la política de Estepona para reforzar la labor política del PP. Pero Cabrera ya no aguanta más. Fue desplazada de todos los cargos orgánicos del PP y marginada incomprensiblemente. Lo pasaba mal viendo como pleno tras pleno, por disciplina de voto, se veía obligada a votar mociones para dificultar la gestión del ayuntamiento presidido por el socialista David Valadez. No ha querido seguir “porque el PP “bloquea la gobernabilidad del ayuntamiento” y no quiere ser cómplice. Añade además que se va “harta de ir contracorriente” y que hacer oposición no es decir “no a todo”, “hay que ser más tolerantes”, dice.

Crisis popular
El panorama comienza a ser también grave para el PP que habitualmente no suele sacar buenos resultados en la localidad. Ahora, tras la operación “Astapa”, las perspectivas habían mejorado, pero la dimisión no hace mucho de otro concejal, Ricardo Galeote, por la trama “Gürtel” y esta baja de ayer, traerá consecuencias. Ya se habla de crisis en el PP local y que la posición de Cabrera podría ser compartida por más militantes. El cuestionamiento de los líderes locales comienza a acercarse peligrosamente.

Estepona, el gobierno crece
Pero a quien le cambia el panorama, pero en positivo, es al equipo de gobierno. Poco a poco se han ido incorporando ediles disconformes con el boicot al ayuntamiento y a día de hoy ya suman 12 frente a 13 en la oposición, ya que se da por descontado que Cabrera apoyará la estabilidad bien desde fuera o bien con delegación municipal. La oposición formada por un conglomerado de ex gilistas, cuatro ediles del PP y no adscritos procedentes del PSOE y PA, no es tan homogénea como aparece, y a solo un concejal de diferencia, el bloque de gobierno podría comenzar a ganar votaciones.

El PP las llama tránsfugas
El PP provincial acuciado por otras crisis locales en la provincia (Ronda y Sierra de Yeguas especialmente pero no las únicas), ha tirado del discurso fácil y de actualidad de llamar a sus ex concejalas “tránsfugas”. No son tránsfugas pues sus votos no han servido ni para poner ni para cambiar un gobierno. Tal vez haya que denominar a las tres ediles, mujeres que fueron en una lista para ayudar a sus vecinos, pero al ver el lado oscuro, malo y feo de la política, la que antepone los intereses de los partidos a la de los ciudadanos, unido a la torpeza de sus dirigentes, han decidido, hartas de luchar “contracorriente” irse y trabajar solas.