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Friday, January 05, 2007

Barrientos vuelve a ‘agradecer’ al tesorero municipal su dedicación


Estepona Información sábado 6 de enero

Barrientos vuelve a ‘agradecer’ al tesorero municipal su dedicación

El alcalde, bajo su “personal opinión” cree que las consideraciones del funcionario están fuera de lugar

lino ramos • Estepona

La venta de los aprovechamientos municipales de Cortijo Casareño ha dado, una vez más, motivos para el comentario. Si en las últimas semanas se había hecho público un escrito del tesorero municipal, dirigido al alcalde, en el que éste advertía de las presuntas irregularidades cometidas en el proceso, asunto éste que fue refrendado posteriormente por la propia Junta de Andalucía y que originaba una demanda de 2007 ante la Fiscalía, y todo ello sin olvidar que el propio alcalde parecía desconocer que el Ayuntamiento había ingresado una determinada cantidad de dinero por la venta de los mencionados aprovechamientos, algo que la propia empresa compradora -Grupo Lábaro- se encargó de recordar mediante un comunicado de prensa. Ahora, es de nuevo Antonio Barrientos, ante una nueva carta remitida por el tesorero sobre este mismo asunto, el que ‘agradece’ el celo que este funcionario, habilitado nacional, viene mostrando en su trabajo. En un escrito enviado por el primer edil a Félix Domínguez, Barrientos destaca su extrañeza por la prodigalidad con que éste viene dirigiéndose a la primera autoridad municipal y, añade, “podría pensarse, que de hecho pretende atribuirse funciones ajenas a la Tesorería y que legalmente corresponden a otros órganos municipales”, además, considera que las críticas que, a su juicio, se formulan “están fuera de lugar”. Reflejo en los medios Otra de las cosas que destaca Barrientos en su escrito al tesorero municipal, y que evidencia que no es de su agrado, es el hecho de que algunos de las notas remitidas por la Tesorería a la Alcaldía se conozcan y publiquen en los medios de comunicación por lo que, advierte, “habrán de ser objeto de estudio habida cuenta que, descontextualizando su contenido, parece ponerse en duda la corrección de la acción de gobierno”. A pesar de todo ello, Barrientos vuelve a reiterar su agradecimiento al tesorero “por el interés que, ya tradicionalmente, Ud. viene demostrando en velar por la legalidad de toda la actuación municipal” aunque le muestra su esperanza en que ese celo profesional “esté perturbando el normal desenvolvimiento no sólo de los servicios que están bajo su responsabilidad, sino de otros ajenos a las misma, habida cuenta del presumible tiempo dedicado a materias, en principio extrañas a ella, como el Urbanismo, del que parece ser un concienzudo conocedor, no sólo desde el punto de vista jurídico, sino incluso técnico”. Pero no es ésta la única advertencia velada que el primer edil dirige al funcionario ya que, para concluir su escrito, Barrientos recuerda al habilitado nacional una serie de preceptos relativos a la actuación administrativa que, por pura lógica y razón de cargo, conoce o debe conocer sobradamente el funcionario y que entre líneas parece esconder un mensaje cifrado en código de amenaza velada. Y es que el asunto Cortijo Casareño se le ha ido de las manos a Barrientos, desde el inicio del proceso hasta el momento final en el que la propia Junta de Andalucía ratificaba las consideraciones de Félix Domínguez lo cual, a la vista del tono cordial de la carta, ha debido escocer. La penúltima de Barrientos a Félix Domínguez Debería de ser de otra manera pero es como es. La relación entre el primer edil y el tesorero municipal ha sido bastante atípica desde la llegada de Barrientos al poder. Parece evidente que no es que se lleven bien o mal, es que sencillamente no se llevan, aunque el funcionario se limita, y parece que con un gran acierto a tenor de los últimos éxitos cosechados, a hacer su trabajo. Al primer edil no parece gustarle el modo en que Félix Domínguez hace las cosas, tanto es así que es el único funcionario del Cuerpo Nacional de Habilitados al que no premia su dedicación con la tan traída y llevada productividad (seis mil euros, por ejemplo, en el mes de noviembre, para el secretario o el vicesecretario) y no deja pasar cualquier advertencia que el funcionario le formula, en el cumplimiento de su trabajo, para responderle con algún ‘agradecimiento’ con cierta carga de profundidad y, podía llegar a interpretarse, con un pelín de rencor y algún toque de cuidadín, cuidadín. Recordarle a un funcionario, con una cualificación especial, cómo funciona la administración y las normas que deben regir, es como querer explicarle a un astronauta que se necesita escafandra para salir al espacio, no es necesario y, además, impropio.