estepona

Thursday, November 16, 2006

¿A qué espera el juez Torres para actuar contra los responsables políticos del 'caso Marbella'?

Información aparecida en El Confidencial el jueves 16 de noviembre

¿A qué espera el juez Torres para actuar contra los responsables políticos del 'caso Marbella'?


Carlos Sánchez, un lujo de periodista para disfrute de los lectores de este diario, lo explicaba ayer con precisión, apuntando al nudo gordiano del gigantesco embrollo de estrellas de la telebasura y otros asteroides de menor tamaño en que se ha convertido la ‘Operación Malaya’, al aludir a la insistencia del juez Miguel Ángel Torres en seguir atacando los círculos de corrupción más cercanos a la alcaldía, “pero sin elevar el tiro hacia el complejo entramado institucional y político que han amparado durante años los poderes públicos, y no solamente la Junta de Andalucía”.
Ahí le duele. De modo que el célebre y celebrado juez Torres sigue mareando la perdiz, más madera, más carnaza para el panem et circenses patrio, porque, según Sánchez, “no se puede hablar con propiedad de una Malaya 3, sino más bien de la segunda parte de la segunda Operación Malaya”. Pero, ¿qué pasa con los políticos que consintieron mirando hacia otra parte? ¿Qué pasa con los jueces que durante años dejaron hacer como si con ellos no fuera la cosa?
En espera de acontecimientos de mayor porte, de momento es como si los Roca, Muñoz, y demás tonadilleros de la corrupta canción española del momento hubieran estado viviendo en un mundo aparte, una especie de ínsula Barataria sin leyes y sin jueces, un país plagado de marbellas donde los alcaldes y sus respectivos concejales de urbanismo hacen y deshacen a su antojo, sin Planes Generales de Ordenación Urbana que por ley tienen que aprobar los responsables políticos de las Comunidades Autónomas respectivas, con cargos políticos al frente de las instituciones que consienten la vulneración de la ley, con jueces encargados de perseguir de oficio los delitos que abdican de su obligación, etc.
Eso es lo que parece. Y lo parece porque, hasta el momento, la Justicia con mayúscula no ha elevado el punto de mira de su escopeta. No hay responsables políticos. Sólo hay folclóricas y sus cónyuges o ligues respectivos. La Junta de Andalucía, por lo visto, no tiene nada que ver con lo ocurrido en Marbella, y con lo que sigue ocurriendo en Benalmádena, Estepona, Manilva, Mijas y todos los grandes núcleos que ustedes quieran añadir a la lista.
En Marbella todo el mundo enterado sigue preguntando por Judas Binstock, qué fue de Judas Binstock, el misterio de Judas Binstock, uno de los vértices del triangulo formado con Carlos Fernández e Isabel García Marcos. Esta última ha llegado a decir públicamente que Binstock fue el impulsor de la moción de censura que derrocó a Julián Muñoz. Sin embargo, nadie hace nada. ¿Por qué? ¿Es Binstock la conexión que liga Marbella con la Junta de Andalucía? ¿Estamos ante una especie de Jesús Gil, con pruebas de pago a relevantes cargos públicos autonómicos?
Un ejemplo particularmente ilustrativo de la impunidad en que sigue nadando, de la que sigue aprovechándose, la clase política andaluza lo tenemos en el conocido caso del Hotel El Algarrobico, un mastodonte construido en pleno Parque Natural del Cabo de Gata, volcado sobre la arena de la playa, sin Ley de Costas que valga, y cuyo remate fue interrumpido in extremis cuando debían restar los toques finales para entrar en servicio.
Pues bien, el mastodonte del Algarrobico sigue ahí plantado, para vergüenza de unos cuantos, testigo mudo de las malas prácticas de políticos y autoridades incompetentes que otorgaron en su día los permisos correspondientes para que la tropelía urbanística pudiera cometerse. ¿Alguien ha visto a algún político de la Junta empapelado por tamaño desafuero? ¿Alguien ha visto a algún juez en dificultades por no haber cumplido con su obligación en la Costa del Sol? ¿Cuántos jueces han desfilado por Marbella en los últimos 20 años? ¡País...!