Bienvenido Mr. Obama
Bienvenido Mr. Obama
Artículo de opinión de Juan Luis Valenzuela, Coordinador de El Plural en Andalucía
Ya se sabe que la agenda de un presidente de los Estados Unidos de América y la anarquía son sinónimos. Por ello, las mini vacaciones anunciadas hoy de Barak Obama en la Costa del Sol quedan a expensas de que la crisis económica, la política exterior o cualquier gran acontecimiento sobrevenido de orden interno o internacional no se lo impidan
Por lo pronto la noticia es una buena nueva y tiene más repercusión para España de la que en un principio y a vuelapluma pudiera parecer. Ello incluso aunque sólo se confirme por ahora, que será las hijas y su esposa, Michelle, las que han garantizado su asistencia. Que Obama venga para celebrar su 49 cumpleaños, es algo que por motivos de seguridad no se confirmará hasta poco antes. Confiemos en que así sea, pero en todo caso y pendientes de confirmarlo, que la primera dama lo haga, con todo lo que conlleva, es una gran noticia para la Costa del Sol.
En primer lugar una reflexión inicial. Las vacaciones presidenciales de los jefes de Estado USA, siempre han sido polémicas. Por una razón o por otra, habitualmente son criticadas. Sean estas en Honolulú, un rancho tejano o en Camp Davis. Por este motivo la decisión de salir del país y del propio continente para venir a Europa y en especial a España, es todo un símbolo de la normalización y el buen estado de las relaciones entre España y Estados Unidos. Unas relaciones que antes fueron supuestamente cordiales pero basadas en la sumisión y en servilismo neofeudal.
No es lo mismo reunirse para preparar una cruel guerra, fumarse un puro con el 43 presidente americano, con los pies en la mesa y hablando un inglés macarrónico -spanglish- en la localidad canadiense de Kananaskis, como hizo Aznar con Bush. Esa escena implicaba una relación de vasallaje con el gobierno americano y una rendición de principios.
No es igual que la otra que implicó la retirada de las tropas de Irak como decisión de un gobierno soberano que recogía la voz masiva de su pueblo. Esa decisión fue de un estadista con convicciones de dignidad. Fue la decisión de un jefe de gobierno implicado por la paz. La otra, la de la horterada del puro, la mesa y las cervezas, estaba llena de sangre, naftalina, caspa y además olía mal. Desprendía una aroma de relación siervo-señor. Una foto indigna frente a otra de patriotismo real. Recordó además a la otra fotografía en blanco y negro y repleta también de actitud humillante frente al emperador americano. Me refiero a Fraga en Palomares. Muchos años después vino la foto de la ignominia, la de las Azores. Esa sin puro pero con el mismo bigote de protagonista junto al mismo ranchero tejano y belicista.
Como consecuencia, para un español y en especial para un andaluz como yo vinculado a Málaga, que Obama venga a mi tierra y a la Costa del Sol, más que la gran noticia del estío, es un gesto que sin duda, me enorgullece. Elegir un rincón del litoral malagueño, Benahavís, entre Marbella y Estepona tiene una gran importancia y más en estos momentos. Lógicamente un poderoso dirigente mundial -el más influyente del mundo-, estudia bien todos los gestos y los detalles que conllevan la elección de un lugar para sus días de asueto. Y la elección malagueña es un hecho de gran dimensión y repercusión en distintas vertientes, desde la promoción turística hasta el reconocimiento internacional.
Muy satisfechos, deben estar en la Junta de Andalucía, en el Patronato provincial de Turismo, en la Mancomunidad de la Costa del Sol y en los ayuntamientos de la zona, por albergar a tan distinguido visitante. ¿Se imaginan los millones y millones de euros que costaría esa campaña turística en términos reales? ¿Recuerdan la repercusión que tuvo sólo una efímera visita de Bill Clinton al mirador de San Nicolás en Granada? Desde ese día se ha convertido en uno de los lugares de visita obligatoria para conocer "la puesta de sol más bonita del mundo", como la definió el ex presidente norteamericano. Las repercusiones para Málaga se conocerán más tarde pero estoy seguro que son inimaginables en lo positivo.
Y por último, la gran consecuencia del hecho conocido hoy, es que las relaciones EEUU-España están en una situación óptima. No se elige descanso veraniego en un país al que se detesta a su jefe de Gobierno. Es además de una acertada decisión, un guiño en toda regla y un reconocimiento a la labor de España y de su gobierno.
Bienvenido Mr. Obama y familia a España y a su Costa del Sol. Como hace casi un año escribía otro Valenzuela, Javier, “Es curioso: quién le hubiera dicho a Franco que Mr. Marshall terminaría siendo negro”.
Bienvenido en una relación de igual a igual: sin vasallaje, sin puro, sin pies en la mesa y sin spanglish por medio. Siempre será mejor utilizar un traductor que hacer el ridículo ante todo el mundo. Bienvenido Mr. Obama a España, a Andalucía y a su Costa del Sol.
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